Desde mediados de la década de 1960, las empresas han comenzado a establecer vínculos de datos con socios comerciales para transferir documentos como facturas y órdenes de compra. Inspiradas por la oficina sin papel , desarrollaron los primeros sistemas EDI. En ese momento, no existía un estándar para el intercambio electrónico de datos.

Esto está a punto de cambiar, al principio en Europa, pero es un fenómeno que se extenderá a medida que los gobiernos quieran asegurarse de que no se les pasen los impuestos.

En virtud de la Directiva 2014/55/UE sobre la facturación electrónica en la contratación pública, la UE encargó la elaboración de una "norma europea sobre facturación electrónica".